LA PEOR CITA DE LA VIDA
Todos nos deleitamos contando millares de anécdotas de salidas y encuentros que fueron memorables, apasionados. Que han marcado un momento de nuestra vida que sería digno de repetirse una y otra vez. Pero poco sabemos de esa cita que nunca volveríamos a tener en mil y una noche, o peor aún en mil y una vida. En esos anocheceres o amaneceres que de mágicos sólo tienen el final. Ahí es dónde vamos ahondar en estas largas líneas, de cortas noches que parecieron eternas para los protagonistas. O al menos para uno de ellos (Yo). Ella era una adolescente, un poco susanezca , los que leímos Mafalda sabemos a qué nos referimos con ese término; y el que no, no sabe lo que se ha perdido hasta el momento. Su nombre me suena, Andrea. Andrea estaba sola, tenía edad para estarlo. Su mejor amiga de 19 años, igual que ella, se había puesto de novia, con un chico algo mayor, solvente, y con varios amigos ávidos de chicas para enganchar (estaba de moda en ese ambiente este tipo de presentaciones)...