Carta para Gonzi de Mamá



Hijo, quiero decirte las palabras que salen de mi corazón para vos.

No pierdas nunca esa bella sonrisa que te ilumina y nos ilumina la vida. Esa es tu arma de seducción. Sonreís y mi boca se llena de SI enormes.

No seas obstinado mi pequeño, cuando te decimos que NO, queremos protegerte y no reprenderte. Pero volvés a tu fuente e intentás lo que estabas haciendo mal, a pesar de los golpes no te das por vencido. Y eso es bueno en parte. Tené paciencia, perseverancia. Lográ tus objetivos, no en forma desmesurada. Usá tu mente y luego tu espíritu. No pierdas tu espontaneidad. Y transitá por el camino de la prudencia hacia tus fines. Porque los fines no justifican los medios. Hay muchos medios para llegar a un mismo fin. Y vos tenés la inteligencia para elegir el mejor.

Estudiá porque los conocimientos te abren las puertas de la sabiduría y la sabiduría te abre las puertas de tu mundo interior. Hay tantas cosas que no sabemos que sabemos.

Si uno se siente bien consigo mismo no hay quien lo pare ni lo califique. Porque la mejor aprobación es la que nos hacemos desde nuestro corazón. Y muchas veces la mía no fue positiva. Pero siempre saqué fuerzas y salí adelante, porque sé que tengo mucho para dar en esta vida. Y principalmente, sé que tu hermano y vos son lo más importante que tengo. Los amo tanto, tanto.

No caigas en vicios banales, siempre va a haber gente que te quiera llevar por senderos oscuros. Aprendé a discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Nadie te va a rechazar por decir NO. Yo tuve diversidad de amigos, que estuvieron en cosas tanto buenas como malas. Jamás me dijeron lo que tenía que hacer. Jamás fumé, jamás tomé, jamás me drogué y jamás me rateé. Porque no se me cantó hacerlo. Y porque tenía la personalidad suficiente para reírme a carcajadas en un boliche y que todos piensen que me había bajado una botella de vodka con solo haber tomado una coca cola. A la escuela faltaba cuando quería; pero jamás me quedé libre ni repetí un año. Sabía manejar mis propios límites, sin que mis padres tengan que ponerme tantos frenos. Solo los que me hacían falta.

Respetá a los mayores, a los menores y a los animales indefensos. Tratá de cuidar el planeta, dentro de tus posibilidades. Y de ser Justo con los justos y de impartir Justicia con los injustos. Escuchá a los que saben, pero sacá tus propias conclusiones. No hay palabras santas, aunque sí las hay sabias. Seguí el camino de los que saben, porque la vivieron, porque la aprendieron. Y correte de al lado de los envidiosos, de los cobardes, de los traicioneros y de los mentirosos; porque nunca cambian.

Perseguí tu propia felicidad, sea esta cual fuese. Y no trates de conformar a todos los que estamos a tu alrededor, porque nunca vas a poder quedar bien con todo el mundo.

En la vida hay que hacer lo que te dicte el corazón, aunque algunas veces hay que escuchar al cerebro. Tomate una pausa, pensá y elegí el camino correcto. Y si te equivocás no te aflijas, volvé a comenzar. A veces tocar fondo te ayuda a valorar las cosas cotidianas, que nunca le prestamos atención.

Y sabé, por sobre todas las cosas, que siempre mamá va a estar a tu lado, para darte todo el amor de mi alma. Espero no ser muy invasiva, y si lo soy avisame, pero no me reprendas ni te alejes; porque aunque me equivoque siempre sabé que todo lo hago con el más profundo amor. Te amo hijo, siempre incondicional para vos.  

Por Andrea Sigal  ®2009

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