BIOLUMINISCENCIA EN EL ALMA
Cuando llegan las
cálidas nochecitas de verano, la atrevida luciérnaga sale a dar sus primeros
vuelos luminosos. El espectáculo es grandioso. Qué ser tan bello cuando se
enciende en la oscuridad. Oscuridad que cubre sus miedos y timideces ocultas.
Es por fin libre, cuando todos la contemplan sin verla
realmente. Como una máscara de actor, que saca un personaje tras otro, y en
realidad no es ninguno de ellos.
¿Qué esconderá la luciérnaga? ¿Cómo serán sus días cuando el
sol ilumina su ser y la deja al desnudo? ¿Se pondrá una máscara decente y
correcta? ¿El “deber ser” es lo que le dicta la conciencia y no su corazón que
solo brilla de noche a la luz de la luna? Todas preguntas sin respuestas.
Sin embargo, todos la
buscan en el amanecer , no a la que es durante el alba, sino a la que destella
en los anocheceres; pero no la encuentran; como cuán espectro nocturno que
desaparece como en un ensueño. Quieren alcanzarla, atraparla y contemplarla
pero cuando creen haberla capturado se desvanece entre las manos ¿Será porque
su lámpara incandescente ilumina la vida de muchos opacados? Pero la luciérnaga
no vino a este mundo para resplandecernos sino para iluminar su propia
existencia. Existencia que no brilla
tanto como para derretir su cuerpo
helado.
La vida cada vez la hizo menos nocturna, la rutina de la
responsabilidad y los deberes diarios le agotaron las ganas de salir al cielo
azul noche para interactuar con sus pares, emitiendo pequeños e intermitentes
destellos de luz, danzar contra el viento, coquetear con las sombras oscuras de
árboles y yuyos, jugar a las escondidas con linternas entre las flores y actuar
que se es feliz con nada y con todo a la vez.
La luciérnaga es noble, bonachona y generosa, no se mete en
la vida de nadie, y si puede ilumina la de los demás. Pero no le saques lo peor
de sí. No quieras devorarla pensando que es sumisa y piadosa. Si se siente
atacada, a pesar de su paciencia infinita, usa su sangrado reflejo, liberando
una sustancia química amarga, componente mortal
de consecuencias graves, que adormece quitando la respiración. Porque es
buena, pero no idiota.
La fiesta esplendente comienza día tras día cuando esos
bichitos se sincronizan para brillar y apagarse al mismo tiempo, con toda la
sensualidad y sexualidad latente en ellos; buscando la atracción del espectador
y la autosatisfacción por haber trasmitido en el otro, un poco de eso que se lleva
dentro.
Pero esa noche, la luciérnaga no asistió, tampoco al otro
día, ni al siguiente. Las demás anhelaron su presencia. El show de las luces
seguía en cartelera, pero no era lo mismo con su ausencia.
Nunca se supo qué le pasó, si acaso es feliz con su nueva
vida apagada y llena de obligaciones. Tal vez ella esté contenta en su nuevo
cosmos diurno, y se haya mimetizado opacándose para asemejarse a los demás. O
tal vez y solo tal vez su luz interior brille todavía por las noches, cubierta
de un velo negro para que nadie descubra que muy dentro de sí, la llama por el
espectáculo sigue viva. Y como todo espectáculo tiene que continuar…
Ame esta historia Andrus Sigal❤quiero mas!!!
ResponderEliminarmuy linda tu luciernaga!!
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ResponderEliminarHermoso Andre!!! Escribis tan lindooo
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