La pluma de la mariposa
El sol ese día brillaba como nunca antes, cuando un arcoíris se posó entre el infinito y la tierra. Jamás se habían visto tantos colores, en un medio punto regalado por la madre naturaleza, luego de una lluvia de verano. Ahí estaba ella, cuan arcoíris de mil colores, mirando al mundo desde el cielo azul. Se quedó un rato inmóvil contemplándolo todo. Y en un instante, ambos desaparecieron de la vista de los mundanos, que la contemplaban desde tierra firme. Corrieron tras ella, para cazarla, para avistarla de cerca, pero su vuelo era largo, interminable. ¿De qué estaba huyendo? ¿Por qué siempre se estaba escapando? ¿Por qué era tan feliz entre la soledad de algodonosas nubes viajeras? Se la veía plena saltándolas de una en una. No se cansaba nunca. Todos querían que aterrice. Algunos para contemplar su belleza de mirada verde. Otros para poder pasar junto a ella tan solo una tarde, absorbiendo el néctar de múltiples flores que con su aroma invitaban a un té silvestre. Y los más ruin...